Carme Díaz, ginecóloga: "Hay casos en los que el aborto se produce porque hay un problema genético en el esperma"

Carme Díaz, especialista en ginecología, ha recordado que los abortos espontáneos no siempre están ligados a la salud femenina. Pese a que tradicionalmente se tiende a señalar al cuerpo de la mujer como principal responsable de la pérdida gestacional, existen causas masculinas que también deben considerarse.

Una de esas causas es la fragmentación del ADN espermático, un daño genético en el esperma que puede alterar el desarrollo del embrión. Aunque la fecundación llegue a producirse, el material genético masculino puede estar deteriorado, lo que impide una evolución correcta del embrión desde sus primeras etapas.

Un origen genético también masculino

“Hay casos en los que el aborto se produce porque hay un problema genético en el esperma”, explicó la doctora. Esta alteración en el código genético no siempre impide la fecundación, pero sí condiciona la viabilidad del embrión. “Ese esperma puede fecundar, pero el embrión no se forma bien”, detalló Díaz durante su intervención.

Cuando esto sucede, el proceso se interrumpe de forma espontánea. En algunos casos, el embrión ni siquiera llega a implantarse. En otros, la implantación se produce, pero se detiene poco después. “Habitualmente, el proceso se interrumpe entre el segundo y el tercer día, aunque en otros casos el embrión llega a implantarse y eso desemboca en un aborto natural”, señaló la experta.

La salud reproductiva también es cosa de hombres

La ginecóloga insistió en que estas pérdidas no deben interpretarse como fallos individuales. “No es culpa de nadie, pero hay que saberlo”, afirmó. Conocer el papel que puede tener la salud espermática en los abortos naturales resulta clave para avanzar en medicina reproductiva y mejorar los tratamientos de fertilidad.

“Seguir mirando solo a la mujer no solo no es justo, sino que tampoco es eficaz”

En este contexto, Díaz subrayó que el enfoque centrado exclusivamente en la mujer no solo resulta injusto, sino también poco eficaz. “Seguir mirando solo a la mujer no solo no es justo, sino que tampoco es eficaz”, concluyó. La medicina actual demanda una visión integral de la pareja en los procesos de reproducción.